El plan es la historia del encuentro de tres amigos, tres colegas de miseria, tres seres de la calle que no parecen personajes de ficción: vemos a diario a personas como Ramón, Ximo y Andrade en el bar de al lado de casa, en el ascensor o en el autobús. Son seres comunes en los que nadie repararía, precisamente porque estamos hartos de verlos. Un día cualquiera, a las 9 de la mañana, estos tres hombres quedan para ejecutar un plan. Sin embargo, una serie de contratiempos les impedirán salir de casa, hasta que poco a poco comienzan a verse envueltos en una serie de incómodas discusiones que irán derribando sus muros y arrancarán sus máscaras, cambiando para siempre su larga amistad.

El plan sorprende no solo por su historia, sino también por la forma honesta y directa en que Ignasi Vidal ha sabido contarla. Los personajes de el plan podrían parecer sacados de una película de Woody Allen; pero los diálogos (trepidantes e ingeniosos) recuerdan más a Tarantino. Entre los tres amigos vuelan los puñales, y los dobles sentidos están a la orden del día. Pero, sobre todo, lo que sorprende de la función es su perfección formal, parece, que no ocurre nada importante; pero todo avanza imparable hacia el final… y cuando asistimos perplejos y sobrecogidos a ese final, nos damos cuenta de que nada de lo que nos han contado ha sido casual. El plan es, sobre todo, una reflexión profunda sobre la amistad.